La exconsejera de Emergencias, Salomé Pradas, compareció ante la jueza esta semana en relación con los eventos ocurridos durante la dana que afectó a la rambla del Poyo. Durante su declaración, Pradas afirmó que no tuvo conocimiento de la crecida del cauce hasta las 21 horas, a pesar de que la situación se había deteriorado a lo largo de la tarde. Según su testimonio, el Cecopi, donde ella se encontraba, no recibió información clara sobre la situación en la rambla hasta que ya se había producido la catástrofe.
Pradas explicó que, a partir de las 16:44 horas, comenzaron a llegar noticias sobre el peligro en el embalse de Forata, pero no hubo alertas sobre la rambla del Poyo. A las 17:30 horas, se emitió una alerta hidrológica sobre los ríos Magro y Júcar, pero nuevamente, no se mencionó la situación del Poyo. La exconsejera destacó que la información que recibieron en el Cecopi era confusa y se centraba en el embalse de Yátova, sin hacer referencia a la creciente amenaza en la rambla del Poyo.
Pradas también mencionó que, a las 18:43 horas, se envió un correo electrónico a la Generalitat Valenciana sobre el caudal del Poyo, pero este llegó demasiado tarde, ya que la ‘barrancada’ ya había ocurrido. La exconsejera subrayó que fue consciente de la gravedad de la situación solo después de las 21 horas, lo que contrasta con el mensaje de alerta enviado a la ciudadanía a las 20:11 horas, instando a las personas a buscar refugio.
Durante su declaración, Pradas defendió que la falta de información continua sobre la situación del Poyo fue un factor crítico en la respuesta a la emergencia. Afirmó que desde las 16:13 hasta las 18:43 no se recibió ninguna actualización sobre los caudales del barranco, lo que dificultó la toma de decisiones adecuadas. Además, enfatizó que los ingenieros son los responsables de interpretar los datos y que no se comunicó adecuadamente el riesgo de desbordamiento.
La exconsejera también hizo hincapié en que, a pesar de tener conocimiento de una alerta hidrológica a las 12:20 horas, no se discutió la situación del Poyo en las reuniones posteriores, lo que contribuyó a la falta de preparación ante la emergencia. Pradas argumentó que, si se hubiera tenido conocimiento de la gravedad de la situación, se habrían tomado medidas preventivas más efectivas.
El testimonio de Pradas se enmarca en un contexto de creciente preocupación sobre la gestión de emergencias en la región, especialmente en situaciones de crisis como la que se vivió durante la dana. La falta de comunicación y la confusión en la transmisión de información son temas recurrentes en las críticas hacia la gestión de emergencias, y el caso de la rambla del Poyo no es una excepción.
La situación ha generado un debate sobre la necesidad de mejorar los protocolos de comunicación y respuesta ante emergencias, así como la importancia de contar con sistemas de alerta más eficientes que permitan a las autoridades actuar de manera oportuna y efectiva. La declaración de Pradas ante la jueza es un paso más en la investigación sobre la gestión de la crisis y las responsabilidades de los funcionarios involucrados en la respuesta a la emergencia.