La situación política en España se ha vuelto tensa para María Jesús Montero, la vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda. En las últimas semanas, Montero ha sido objeto de críticas y ataques por parte del Partido Popular (PP), que busca aprovechar las controversias en las que se ha visto envuelta. La reprobación anunciada por el PP en el Senado y la interpelación que se llevará a cabo en el Congreso son solo algunos de los frentes que enfrenta la vicepresidenta, quien se encuentra en una posición delicada.
La falta de un proyecto de Presupuestos actualizado ha sido uno de los puntos más críticos. El PP ha exigido explicaciones a Montero sobre esta situación, interpretando que la falta de un plan financiero sólido refleja una debilidad en la gestión del Gobierno. La presión aumenta, especialmente considerando que la vicepresidenta es vista como una de las figuras más poderosas del Ejecutivo, ocupando un papel central en la negociación con los socios de investidura.
En medio de esta tormenta, Montero también ha tenido que lidiar con una controversia relacionada con sus declaraciones sobre la absolución de Dani Alves, quien fue acusado de violación. Durante un mitin en Jaén, Montero calificó la decisión del Tribunal Superior de Cataluña como una «vergüenza» y cuestionó la primacía de la presunción de inocencia sobre las denuncias de agresión sexual. Estas palabras provocaron una reacción unánime de rechazo por parte de asociaciones de magistrados y fiscales, quienes se unieron en la condena a sus comentarios. El PP ha aprovechado esta situación para exigir su dimisión, lo que ha llevado a Montero a disculparse, aunque con un tono de queja sobre la falta de respuesta de los jueces ante las manifestaciones de otros partidos.
La vicepresidenta no solo enfrenta críticas por su gestión en el ámbito de la Hacienda, sino que también ha sido objeto de ataques por su postura frente a las universidades privadas. Durante sus intervenciones en actos del partido, Montero ha criticado las políticas de la Junta de Andalucía, liderada por el PP, lo que ha intensificado el enfrentamiento entre ambos partidos. La vicesecretaria de Organización del PP, Carmen Fúnez, ha dejado claro que su partido no solo reprobará a Montero en el Senado, sino que también la interpelará en el Congreso por la falta de un proyecto de Presupuestos.
La situación se complica aún más con el contexto internacional. La crisis arancelaria provocada por las decisiones de Donald Trump ha generado incertidumbre en la economía española, y el PP ha exigido transparencia a Montero sobre el aumento del gasto militar que se prevé en el próximo Consejo de Ministros. La vicepresidenta ha intentado desmarcarse de las críticas, argumentando que el PSOE está del lado correcto de la historia y que es necesario romper los pactos con Vox para avanzar en políticas que beneficien a la ciudadanía.
El clima político se ha vuelto hostil, y las tensiones entre el Gobierno y la oposición son palpables. Montero, que ha sido una figura clave en la gestión del Ejecutivo, ahora se encuentra en una encrucijada. La presión del PP y las críticas de sus propias decisiones han puesto en jaque su posición, y la semana que se avecina promete ser crucial para su futuro político. La interpelación en el Congreso y la reprobación en el Senado son solo el inicio de lo que podría ser un periodo prolongado de confrontación política.
Mientras tanto, el PP se presenta como un partido decidido a capitalizar la debilidad del Gobierno, y la figura de Montero se convierte en el blanco de sus ataques. La vicepresidenta deberá encontrar la manera de navegar en estas aguas turbulentas, enfrentando no solo las críticas de la oposición, sino también las expectativas de sus propios aliados. La política española, marcada por la polarización y la confrontación, sigue su curso, y el futuro de Montero es incierto en este escenario cada vez más complejo.