La reciente reunión entre Carles Puigdemont, líder de Junts, y José Luis Rodríguez Zapatero, expresidente del Gobierno español, ha dejado claro que las negociaciones entre ambas partes siguen sin avances significativos. Este encuentro, que tuvo lugar el jueves, se produce en un contexto de creciente tensión política, donde la formación independentista mantiene una prórroga a los socialistas mientras esperan resultados concretos en la negociación de los Presupuestos. La incertidumbre sobre el futuro de la legislatura se intensifica, y Junts deberá tomar una decisión crucial en otoño sobre su continuidad en el apoyo al Gobierno de Pedro Sánchez.
Las fuentes socialistas han indicado que, tras la reunión, no se han logrado avances sustanciales. Junts ha estado advirtiendo durante meses que las negociaciones no están progresando como se esperaba. La formación nacionalista ha reiterado que el Gobierno y el PSOE deben cumplir con los acuerdos establecidos durante la investidura de Sánchez, de lo contrario, no habrá apoyo parlamentario, incluyendo el respaldo a los Presupuestos. Esta situación plantea un escenario complicado para el Gobierno, que se enfrenta a la presión de sus socios para cumplir con las promesas realizadas.
Uno de los puntos más críticos en la agenda de Junts es el reconocimiento del catalán como idioma oficial en la Unión Europea. Puigdemont ha enfatizado que este reconocimiento es fundamental, junto con la amnistía para los líderes independentistas y la delegación de competencias en inmigración a la Generalitat. Durante la sesión de control en el Congreso, Sánchez se comprometió a cumplir con los acuerdos de Bruselas, aunque reconoció que aún queda trabajo por hacer en relación al reconocimiento del catalán. La situación se complica aún más con la necesidad de unanimidad en la UE para avanzar en este tema, lo que ha generado escepticismo entre los líderes independentistas.
La amnistía también se ha convertido en un tema candente. El Gobierno ha afirmado que cuenta con el aval del Tribunal Constitucional para la Ley de Amnistía, que ha beneficiado a más de 690 personas. Sin embargo, la falta de avances concretos en este ámbito ha llevado a Puigdemont a cuestionar la capacidad del Gobierno para seguir gobernando. La tensión se ha intensificado, especialmente cuando Junts ha señalado que el Gobierno está bloqueando iniciativas relacionadas con vivienda, transporte y otros temas cruciales para la ciudadanía.
A medida que se acercan las fechas para la presentación de los Presupuestos de 2026, el Gobierno se enfrenta a un desafío considerable. Junts ha dejado claro que exigirá el cumplimiento de los compromisos adquiridos, lo que podría dificultar la aprobación de los Presupuestos. La situación es aún más compleja, ya que las tres cuestiones planteadas por Puigdemont no dependen únicamente del Gobierno español, sino que involucran a otros actores, incluyendo a la UE.
En una reciente reunión con el canciller alemán, Sánchez abordó la cuestión del reconocimiento del catalán, destacando que Alemania es uno de los países más reticentes en este asunto. A pesar de los esfuerzos del Gobierno español, la respuesta del canciller fue evasiva, lo que refleja la dificultad de avanzar en esta cuestión a nivel europeo. La situación se complica aún más con la amenaza de Podemos de tumbar la delegación de competencias en inmigración, lo que podría generar un nuevo conflicto en el seno del Gobierno.
La falta de avances en las negociaciones entre Junts y el Gobierno español plantea un futuro incierto para la legislatura. Con la presión de cumplir con los compromisos adquiridos y la necesidad de abordar cuestiones clave como el reconocimiento del catalán y la amnistía, el escenario político se torna cada vez más complejo. La decisión de Junts sobre su apoyo al Gobierno en otoño será crucial, y podría determinar el rumbo de la política española en los próximos meses. Mientras tanto, la incertidumbre y la tensión entre las partes continúan creciendo, dejando a la ciudadanía expectante ante el desenlace de esta situación.