Una reciente investigación de una Comisión Internacional Independiente de Investigación de Naciones Unidas ha emitido un informe alarmante que concluye que Israel ha cometido genocidio contra los palestinos en Gaza. Este informe, dirigido por Navi Pillay, una figura prominente en el ámbito de los derechos humanos y ex presidenta del Tribunal Penal Internacional, se basa en los eventos que comenzaron el 7 de octubre de 2023, cuando Hamas lanzó un ataque contra Israel. La Comisión ha documentado que las autoridades israelíes han llevado a cabo cuatro de los cinco actos que constituyen genocidio según el derecho internacional, incluyendo el asesinato, la causación de daños graves físicos o mentales, la imposición de condiciones de vida que buscan la destrucción de un grupo étnico y la imposición de medidas para impedir nacimientos.
Uno de los hallazgos más impactantes del informe es la drástica caída en la esperanza de vida en Gaza, que ha disminuido de 75,5 años a 34,9 años en un corto período. Esta cifra no refleja completamente el impacto de la violencia, la malnutrición y la falta de acceso a atención médica, lo que sugiere que la situación es aún más grave. La Comisión también destaca la destrucción de instalaciones de salud, incluyendo una clínica de fertilidad que albergaba miles de embriones y muestras de esperma, lo que ha causado un daño psicológico significativo a los palestinos que dependían de estos servicios para formar familias.
La Comisión ha señalado que la responsabilidad de estos crímenes recae en las más altas esferas del gobierno israelí, incluyendo al presidente Isaac Herzog, al primer ministro Benjamin Netanyahu y al exministro de Defensa Yoav Gallant. Pillay ha afirmado que estos líderes han incitado a la comisión de genocidio y que el Estado de Israel no ha tomado medidas para prevenir ni castigar estos actos, lo que agrava la situación.
La comunidad internacional también ha sido objeto de críticas en el informe, ya que su inacción ante las evidencias del genocidio puede considerarse como complicidad. La Comisión ha instado a Israel a poner fin a su política de asedio y a permitir el acceso humanitario a Gaza, algo que hasta ahora no ha sido cumplido. Pillay ha enfatizado que el silencio de la comunidad internacional ante estos actos es inaceptable y que otros países tienen la responsabilidad de asegurarse de que no se apoye de ninguna manera el genocidio.
Por otro lado, un oficial militar israelí ha rechazado las acusaciones de la ONU, calificándolas de infundadas y argumentando que Israel ha proporcionado agua y recursos a Gaza, a pesar de las condiciones adversas. Sin embargo, informes de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios indican que la mayoría de las instalaciones de agua en Gaza están bajo control militar israelí, lo que limita el acceso de la población a estos recursos vitales. Además, se ha documentado que el 18% de las misiones humanitarias han sido denegadas por el Ejército israelí, lo que agrava aún más la crisis humanitaria en la región.
La situación en Gaza es desesperante, con un millón de personas desplazadas debido a los ataques israelíes. Las órdenes de desalojo forzoso han llevado a muchos a buscar refugio en el sur de Gaza, que también ha sido objeto de bombardeos. La falta de un lugar seguro ha llevado a un ciclo de desplazamiento continuo, dejando a la población en una situación crítica.
La comunidad internacional se enfrenta a un dilema moral y ético en este contexto. La presión para actuar y detener lo que se ha calificado como genocidio es cada vez más urgente. Las voces que piden justicia y acción son cada vez más fuertes, y el mundo observa cómo se desarrolla esta crisis humanitaria sin precedentes. La responsabilidad de proteger a los civiles y garantizar el acceso a la ayuda humanitaria recae no solo en el Estado de Israel, sino también en la comunidad internacional que debe actuar para prevenir más atrocidades y asegurar que se rinda cuentas por los crímenes cometidos en Gaza.