El verano en Euskadi ha estado marcado por episodios de tensión que, aunque distan de la violencia del pasado, han reavivado el debate sobre la convivencia y la memoria histórica en la región. Los incidentes ocurridos durante las festividades han puesto de manifiesto las divisiones existentes en la sociedad vasca, especialmente en el contexto de las próximas elecciones municipales y forales de 2027. La lucha por el relato de lo que ha sucedido en Euskadi en los últimos 50 años se ha intensificado, ahora que la amenaza del terrorismo de ETA ha desaparecido.
La retórica política ha tomado un giro agresivo, con acusaciones entre los partidos tradicionales como el PNV y los socialistas hacia EH Bildu, a quienes se les reprocha fomentar un discurso que blanquea el pasado violento. Por su parte, la izquierda independentista argumenta que su enfoque es político y que la crítica hacia ellos es un intento del PNV por debilitar su posición en un momento en que parecen estar ganando terreno. Esta pugna se desarrolla en un clima de inquietud electoral, donde la posibilidad de un adelanto electoral añade más tensión al ambiente.
### La Reacción de la Juventud y el Contexto Social
Los recientes episodios de acoso a la Ertzaintza y a los policías municipales durante las festividades han encendido el debate sobre la juventud vasca y su relación con la violencia. Algunos analistas, como el sociólogo Braulio Gómez, sostienen que no se puede afirmar que haya un resurgimiento del «gen borroka» entre los jóvenes. Según Gómez, la reacción de este sector de la población no está necesariamente ligada a la retórica de EH Bildu, sino que refleja una frustración más amplia que puede manifestarse de diversas maneras, desde la violencia hasta la protesta social.
Gómez señala que existe una desconexión entre la juventud y los discursos tradicionales de la izquierda independentista, que parece haber entrado en una zona de confort. Esta desconexión se traduce en una búsqueda de nuevas formas de expresión y protesta que no siempre se alinean con las estrategias políticas establecidas. La falta de conexión entre EH Bildu y los jóvenes que se sienten descontentos con el sistema político actual puede dar lugar a un fenómeno de radicalización que no necesariamente se articula a través de los canales convencionales.
Por otro lado, el catedrático de Filosofía Daniel Innerarity ofrece una perspectiva diferente. A su juicio, aunque la estrategia política de la izquierda independentista ha cambiado, persiste una cultura de violencia que no ha sido completamente deslegitimada. Innerarity argumenta que la falta de una ruptura clara con el pasado violento de la izquierda abertzale impide que las nuevas generaciones comprendan la inaceptabilidad de cualquier forma de violencia, por pequeña que sea. Esta falta de pedagogía sobre el pasado violento de Euskadi puede ser un caldo de cultivo para la desafección hacia la política convencional y el resurgimiento de actitudes antisistema.
### La Narrativa del Pasado y el Futuro de la Convivencia
La narrativa sobre el pasado reciente de Euskadi sigue siendo un tema candente. Fabián Laespada, profesor de la Universidad de Deusto y uno de los promotores de Gesto por la Paz, critica la falta de una reflexión crítica y sincera por parte de la izquierda abertzale sobre su papel en la violencia ejercida por ETA. Laespada sostiene que, a pesar de los cambios en la imagen y la estrategia de los partidos vascos, la izquierda independentista no ha logrado distanciarse de su pasado violento, lo que limita su capacidad para avanzar hacia una política pacífica y democrática.
Laespada advierte que, mientras no haya un rechazo claro y directo de los métodos violentos del pasado, la posibilidad de que resurjan actitudes coercitivas permanece latente. La metáfora de «el hacha duerme, pero la serpiente asoma» ilustra su preocupación por la falta de una ruptura ética con el pasado. Esta ambigüedad en el discurso de la izquierda abertzale puede generar un ambiente propicio para la radicalización y la violencia, especialmente entre los jóvenes que buscan formas de expresión más extremas.
La tensión entre EH Bildu y otros grupos, como GKS, refleja una lucha por el control del espacio público y la narrativa en torno a la identidad vasca. La aparición de nuevos movimientos que desafían el status quo puede ser vista como una respuesta a la falta de representación de las inquietudes de los jóvenes en el discurso político tradicional. En este contexto, la batalla por el relato de lo que ha sido Euskadi y lo que debe ser en el futuro se intensifica, con implicaciones significativas para la convivencia y la política en la región.