En la madrugada del 29 de julio de 2025, la organización juvenil Ernai llevó a cabo una acción de protesta en la Isla de los Faisanes, un pequeño islote situado en el río Bidasoa, que marca la frontera entre España y Francia. Esta acción consistió en la realización de pintadas que proclamaban que la isla «no pertenece ni a Francia ni a España». Los mensajes, escritos en euskera, instaban a la acción y a la lucha por la libertad, reflejando el deseo de un sector de la juventud vasca por reivindicar la independencia de Euskal Herria.
La Isla de los Faisanes es un lugar singular, no solo por su belleza natural, sino también por su historia y su estatus político. Desde 1660, este islote ha estado bajo un acuerdo de condominio entre España y Francia, lo que significa que cambia de soberanía cada seis meses. Del 1 de febrero al 31 de julio, pertenece a España, y del 1 de agosto al 31 de enero, a Francia. Este acuerdo, único en el mundo, convierte a la isla en un territorio con doble nacionalidad, aunque no se considera un país independiente.
La acción de Ernai se produce en un contexto de creciente tensión en torno a la identidad y la soberanía vasca. Con la isla a punto de pasar a ser propiedad francesa, los miembros de Ernai han expresado su rechazo a lo que consideran un juego con la identidad de Euskal Herria. En sus declaraciones, han afirmado que «no aceptarán que se juegue con Euskal Herria» y han hecho un llamado a la movilización, invitando a la población a salir a las calles de San Sebastián el próximo 14 de septiembre para manifestar su deseo de independencia.
La Isla de los Faisanes ha sido testigo de numerosos eventos históricos, desde el paso de tropas hasta la firma de tratados y el intercambio de prisioneros. Su ubicación estratégica ha hecho que a lo largo de los siglos, este pequeño islote haya sido un punto de conflicto y negociación entre las dos naciones. Sin embargo, en la actualidad, la isla también se ha convertido en un símbolo de la lucha por la autodeterminación del pueblo vasco.
La acción de Ernai no es un hecho aislado. En los últimos años, ha habido un resurgimiento del nacionalismo vasco, especialmente entre los jóvenes. Las organizaciones como Ernai han encontrado en la reivindicación de la independencia un medio para expresar su descontento con la situación política actual y su deseo de un futuro diferente para Euskal Herria. La juventud vasca se siente cada vez más identificada con la lucha por la autodeterminación, y acciones como la de la Isla de los Faisanes son una manifestación de este sentimiento.
La isla, además de su valor simbólico, es un espacio que ha sido objeto de diversas actividades a lo largo de la historia. Desde el contrabando hasta la salida de exiliados, la Isla de los Faisanes ha sido un punto de encuentro y conflicto. La reciente acción de Ernai pone de relieve la importancia de este lugar en la memoria colectiva del pueblo vasco y su deseo de reivindicar una identidad propia.
El acto de Ernai también ha suscitado reacciones diversas en la sociedad. Mientras algunos apoyan la reivindicación de la independencia y la necesidad de visibilizar la lucha del pueblo vasco, otros critican la forma en que se ha llevado a cabo la protesta. La polarización en torno a la cuestión nacionalista en el País Vasco es evidente, y acciones como esta tienden a intensificar el debate sobre la identidad y la soberanía.
La Isla de los Faisanes, con su historia rica y compleja, continúa siendo un punto focal en la discusión sobre la identidad vasca. La acción de Ernai es un recordatorio de que, para muchos, la lucha por la independencia no es solo una cuestión política, sino una cuestión de identidad y pertenencia. La juventud vasca, representada por organizaciones como Ernai, está dispuesta a alzar la voz y a actuar en defensa de lo que consideran su derecho a la autodeterminación.
En este contexto, el llamado a la movilización para el 14 de septiembre se presenta como una oportunidad para que los jóvenes y simpatizantes de la causa independentista se unan en una manifestación pacífica, pero contundente, que exprese su deseo de un futuro donde Euskal Herria pueda decidir su propio destino. La Isla de los Faisanes, con su singularidad y su historia, seguirá siendo un símbolo en esta lucha por la libertad y la identidad vasca.