El hijo de Joaquín «el Chapo» Guzmán, Ovidio Guzmán López, conocido como «el Ratón», ha dado un giro significativo en su vida legal al declararse culpable de múltiples cargos relacionados con el narcotráfico en un tribunal de Chicago. Este acontecimiento, que tuvo lugar el 12 de julio de 2025, marca un hito en la historia del narcotráfico, ya que es el primer hijo del famoso narcotraficante en llegar a un acuerdo de culpabilidad con las autoridades estadounidenses. En este artículo, exploraremos los detalles de su declaración, las implicaciones de su acuerdo de culpabilidad y el contexto más amplio de la lucha contra el narcotráfico en Estados Unidos.
La Declaración de Culpabilidad de Ovidio Guzmán
Ovidio Guzmán López se presentó ante la jueza Sharon Coleman en el piso 12 de la corte de Chicago, donde admitió su culpabilidad en cuatro cargos relacionados con el crimen organizado y el tráfico de drogas. Durante la audiencia, Guzmán López reconoció haber estado involucrado en la supervisión de la producción y el contrabando de grandes cantidades de drogas, incluyendo cocaína, heroína, metanfetamina, marihuana y fentanilo hacia Estados Unidos. Este reconocimiento no solo implica una aceptación de su papel en el narcotráfico, sino que también abre la puerta a un posible acuerdo de cooperación con las autoridades, lo que podría resultar en una reducción de su condena.
La fiscalía ha solicitado que la sentencia de Guzmán López sea «menor que la cadena perpetua», siempre y cuando continúe brindando «asistencia sustancial» a las autoridades. Esto incluye proporcionar información y testimonios que puedan ayudar en la lucha contra el narcotráfico. Sin embargo, la decisión final sobre su sentencia recaerá en la jueza Coleman, quien tiene un plazo de seis meses para emitir su fallo. Además, se espera que Guzmán López pague una multa de 80 millones de dólares, una cantidad que refleja la magnitud de sus actividades delictivas.
Durante la audiencia, Guzmán López mostró un comportamiento humilde y afirmó estar en buena salud física, aunque reveló que había sido diagnosticado con depresión en octubre y estaba recibiendo tratamiento. A pesar de su situación, demostró una capacidad para comunicarse en inglés, aunque fue asistido por un traductor durante el proceso. Su apariencia delgada y su actitud sumisa contrastaron con la imagen de poder y control que se asocia comúnmente con los líderes del narcotráfico.
El Contexto del Narcotráfico en Estados Unidos
El caso de Ovidio Guzmán no es un evento aislado, sino que se inscribe en un contexto más amplio de la lucha contra el narcotráfico en Estados Unidos. El Cartel de Sinaloa, al que Guzmán López ha admitido pertenecer, ha sido catalogado por el gobierno estadounidense como una organización terrorista. Este estatus no solo refleja la gravedad de sus actividades delictivas, sino que también justifica las acciones de las autoridades para desmantelar sus operaciones.
Desde 2012, Guzmán López ha estado en la lista de narcotraficantes internacionales bajo la «Kingpin Act», lo que indica su relevancia en las actividades delictivas de su padre, Joaquín «el Chapo» Guzmán. La detención de su padre en 2016 y su posterior extradición a Estados Unidos han dejado un vacío en el liderazgo del cartel, lo que ha llevado a una lucha interna por el poder entre sus miembros. La entrega voluntaria de su hermano Joaquín Guzmán López en julio de 2024, quien también enfrenta cargos por tráfico de drogas, sugiere que la familia Guzmán está en una encrucijada, donde la cooperación con las autoridades podría ser vista como una estrategia para sobrevivir en un entorno cada vez más hostil.
La situación se complica aún más por la reciente entrega de 17 miembros de la familia de Ovidio Guzmán a las autoridades estadounidenses. Este movimiento ha suscitado críticas por parte de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, quien ha cuestionado la legitimidad de las negociaciones entre el gobierno estadounidense y los narcotraficantes. La aparente contradicción de negociar con criminales mientras se rechazan las conversaciones con grupos considerados terroristas plantea interrogantes sobre la ética y la efectividad de la estrategia de Estados Unidos en la lucha contra el narcotráfico.
El caso de Ovidio Guzmán López es un recordatorio de las complejidades del narcotráfico y de cómo las decisiones de un individuo pueden tener repercusiones significativas en un contexto más amplio. A medida que avanza el proceso legal, el mundo estará atento a cómo se desarrollan los acontecimientos y qué implicaciones tendrá para la lucha contra el narcotráfico en Estados Unidos y México.