La reciente propuesta de instalación de un parque eólico en el macizo de Mandoia ha desatado una fuerte oposición entre los colectivos locales de la comarca de Arratia. A través de la plataforma Mandoia Bizirik, más de 800 alegaciones han sido presentadas ante la Delegación de Administración Industrial de Bizkaia, en Bilbao, en un intento por frenar el megaproyecto que contempla la instalación de seis aerogeneradores en la zona. Este artículo explora las preocupaciones de la comunidad y los posibles impactos ambientales de la iniciativa.
### La Propuesta del Parque Eólico
El proyecto de parque eólico Feroskana prevé la instalación de seis aerogeneradores, cinco de los cuales se ubicarían en Zeberio y uno en Bedia. Cada aerogenerador tendría una capacidad de 4,7 megavatios, lo que permitiría al complejo generar un total de 27 megavatios. Sin embargo, la magnitud de esta infraestructura ha generado inquietud entre los residentes de las localidades cercanas, como Arantzazu, Igorre, Lemoa y Usansolo, quienes temen que la instalación de estos grandes aerogeneradores, que alcanzarían hasta 200 metros de altura, afecte su calidad de vida y salud.
Los grupos que forman parte de Mandoia Bizirik, como Austarri mendi taldea de Zeberio y Argiñatx mendi taldea de Arantzazu, han expresado su preocupación por la falta de información proporcionada por los Ayuntamientos implicados. En sus alegaciones, destacan que el proyecto no se alinea con el Plan Territorial Sectorial de Energías Renovables, ya que el cordal de Mandoia no está clasificado como una zona con recurso eólico favorable ni como una zona de localización seleccionada.
### Impactos Ambientales y Sociales
Uno de los puntos más críticos de las alegaciones es la falta de consideración de los impactos que el parque eólico podría tener sobre las comunidades cercanas. Mandoia Bizirik ha señalado que el Estudio de Impacto Ambiental no ha incluido poblaciones significativas como Igorre, que cuenta con aproximadamente 4,000 habitantes y se encuentra a solo 1,5 km del proyecto. Además, se han omitido otros barrios y núcleos rurales que podrían verse afectados, lo que plantea serias dudas sobre la exhaustividad del estudio.
Las preocupaciones no se limitan solo a la salud de los residentes. La plataforma también ha denunciado que el proyecto podría tener efectos devastadores sobre la avifauna local, afectando especies como el alimoche, el buitre leonado y el picamaderos negro. Los informes presentados no han considerado la importancia de la zona como un corredor migratorio, lo que podría tener repercusiones significativas en la biodiversidad de la región.
Además, se han señalado impactos negativos en hábitats de interés comunitario y montes de utilidad pública, así como en la conectividad de espacios naturales protegidos bajo la Red Natura 2000. La zona de Mandoia es considerada un pulmón verde para las poblaciones urbanas cercanas, y su degradación podría afectar no solo a la fauna y flora locales, sino también a la calidad de vida de los habitantes que dependen de estos espacios naturales para su esparcimiento y bienestar.
La plataforma Mandoia Bizirik ha solicitado la Declaración de Impacto Ambiental negativa del proyecto y la denegación de la autorización administrativa solicitada. La comunidad se ha movilizado para hacer escuchar sus voces, y las alegaciones presentadas son un reflejo del descontento y la preocupación por el futuro de su entorno.
La situación en Mandoia pone de manifiesto el delicado equilibrio entre el desarrollo de energías renovables y la protección del medio ambiente y las comunidades locales. A medida que la demanda de energía limpia aumenta, es fundamental que se realicen estudios exhaustivos y se tomen en cuenta las voces de quienes podrían verse afectados por estos proyectos. La lucha de Mandoia Bizirik es un ejemplo de cómo las comunidades pueden unirse para defender sus derechos y su entorno, y plantea preguntas importantes sobre cómo se gestionan los proyectos de energía renovable en el contexto de la sostenibilidad y la responsabilidad social.