La reciente celebración del 90 cumpleaños del Dalái Lama en Dharamshala ha sido un evento que ha resonado no solo en la comunidad tibetana, sino en el mundo entero. Este líder espiritual, conocido por su mensaje de paz y compasión, reunió a miles de seguidores en un ambiente de profunda devoción y alegría. A pesar de la tensión geopolítica que rodea su figura y la situación del Tíbet, el Dalái Lama ofreció un discurso que se centró en la importancia de la compasión y la gratitud, dejando de lado las preocupaciones sobre su sucesión y la presión de China.
La ceremonia tuvo lugar en el templo Tsuglagkhang, donde el Dalái Lama reside en el exilio. Durante su intervención, el líder tibetano enfatizó la práctica de la «bodhichitta», que se traduce como la mente del despertar. Esta práctica, combinada con la visión de la vacuidad, es fundamental en su camino espiritual y le proporciona el coraje necesario para trabajar en beneficio de los demás. En sus palabras, el Dalái Lama expresó su deseo de vivir otros 30 o 40 años más, lo que refleja su compromiso con la causa tibetana y su deseo de seguir guiando a su pueblo.
Entre los asistentes, destacó la presencia del actor estadounidense Richard Gere, un amigo cercano y discípulo del Dalái Lama. Gere, en un emotivo discurso, habló en nombre de los seguidores occidentales, describiendo al Dalái Lama como un ser humano que encarna el desinterés, el amor y la sabiduría. Su intervención subrayó la admiración que muchos sienten por el líder tibetano, quien ha sido un símbolo de resistencia y esperanza para los tibetanos en el exilio.
El ambiente de la celebración fue de júbilo, con miles de peregrinos, monjes y dignatarios que se unieron a los actos culturales y discursos. Sin embargo, este tono festivo contrasta con la realidad política que enfrenta el Tíbet. En días previos a la celebración, un cónclave de líderes budistas acordó una nueva estrategia de confrontación con Pekín, lo que indica que la lucha por la autonomía tibetana sigue siendo un tema candente. Estados Unidos, a través de su secretario de Estado, reafirmó su apoyo al derecho de los tibetanos a elegir a sus líderes religiosos sin interferencias, un mensaje que fue interpretado como una advertencia a China.
La Kora: Un Ritual de Devoción y Esperanza
Uno de los aspectos más destacados de la celebración fue el ritual de la «kora», una circunvalación sagrada que los fieles realizan alrededor del templo y la residencia del Dalái Lama. Este acto no es solo un paseo, sino una meditación en movimiento que permite a los devotos conectarse con su fe y expresar su devoción. En los días previos al cumpleaños del Dalái Lama, la kora se transformó en un torrente de fe, con miles de peregrinos caminando en un sentido ritual, girando los molinillos de oración que lanzan sus plegarias al viento.
La kora tiene sus propias reglas y simbolismos. Aunque no hay un número obligatorio de vueltas, muchos devotos completan tres o más circuitos diarios, mientras que los más ascéticos buscan realizar 108, un número sagrado en el budismo. A lo largo del camino, los fieles se encuentran con ancianos que descansan en bancos, jóvenes monjes y adolescentes que sostienen rosarios en una mano y smartphones en la otra, reflejando la dualidad de la tradición y la modernidad.
Este ritual ha cobrado un nuevo significado en el contexto del 90 cumpleaños del Dalái Lama. Para la comunidad tibetana en el exilio, su avanzada edad ha generado una ansiedad compartida. Saben que su partida significaría no solo la pérdida de un líder, sino también la desaparición de un símbolo poderoso de su nación y de la atención mundial hacia su causa. Por ello, la kora se ha convertido en un acto colectivo de súplica por la longevidad del Dalái Lama, un deseo ferviente de que continúe guiándolos en su lucha por la libertad y la justicia.
El sendero de la kora es un altar al aire libre, rodeado de un denso bosque de pinos y cedros del Himalaya. A lo largo del camino, las banderas de oración ondean, descoloridas por el monzón, mientras que las piedras «mani» apiladas durante décadas llevan grabadas la frase «Om Mani Padme Hum», un mantra que invoca la compasión. Este acto de peregrinación no solo es un ejercicio de fe, sino también una afirmación del derecho de los tibetanos a decidir sobre su propia reencarnación y un escudo de protección en su lucha contra la opresión.
La celebración del 90 cumpleaños del Dalái Lama ha sido un recordatorio de la importancia de la compasión y la unidad en tiempos de adversidad. A medida que la comunidad tibetana continúa enfrentando desafíos, el legado del Dalái Lama como líder espiritual y símbolo de resistencia sigue siendo más relevante que nunca.