La ejecución de proyectos de infraestructura, tanto en el ámbito doméstico como en grandes obras, enfrenta un fenómeno común: el incumplimiento de plazos y presupuestos. Esta situación se ha vuelto tan habitual que se considera normal, incluso entre los auditores de proyectos de gran envergadura. Según un estudio de Accenture, se estima que el 92% de las grandes infraestructuras en el mundo no cumplen con sus compromisos de tiempo y presupuesto. Este porcentaje se eleva al 94% en el sector de Energía y Utilities, lo que pone de manifiesto la magnitud del problema.
### Impacto Económico de los Incumplimientos
El informe de Accenture, basado en encuestas a más de 700 líderes globales en el ámbito de las infraestructuras, revela que el 66% de los proyectos de gran escala experimentan desviaciones de costos que superan el 10%. Esto se traduce en un sobrecosto promedio de 570 millones de euros por proyecto. En el sector energético, la situación es aún más crítica: el 65% de los proyectos se encuentran fuera de presupuesto, con un impacto económico que supera en un 24% la media general, alcanzando los 757 millones de euros.
La capacidad de cumplir con los objetivos de presupuesto y cronograma es alarmantemente baja. Solo el 29,5% de las organizaciones en el sector energético logran cumplir con estos objetivos dentro de un margen aceptable del 10%. Aún más preocupante es que apenas un 6% de los proyectos se completan en el tiempo previsto. Aquellos que sí lo logran, disfrutan de un ahorro medio del 14,6%, lo que representa aproximadamente 348 millones en proyectos de alrededor de 2.000 millones.
### Factores que Contribuyen a los Incumplimientos
El estudio identifica varios factores que contribuyen a estos incumplimientos. En el 59% de los casos, el mayor escrutinio de los proyectos por parte de los accionistas es el principal motivo. En el sector energético, este porcentaje se reduce al 55,5%. Otros factores significativos incluyen la disponibilidad de materiales y equipos (44%), las exigencias de cumplimiento normativo (37,5%), la falta de planificación en las fases iniciales (30%) y la complejidad del entorno regulatorio (26%).
Sin embargo, uno de los factores más alarmantes es la escasez de talento cualificado en el sector. La jubilación de profesionales experimentados supera la incorporación de nuevos talentos, y las habilidades tecnológicas se vuelven cada vez más esenciales para la planificación y ejecución de proyectos. Solo el 36% de las organizaciones cuenta con programas de formación sólidos, y apenas el 12% utiliza capacitación externa.
Eduardo Mozas, responsable de Industria de Accenture en España y Portugal, destaca que alinear las necesidades de personal con los objetivos de la compañía puede mejorar el rendimiento del proyecto en hasta un 30% en términos de costos y tiempo. Además, las organizaciones que utilizan información ambiental basada en datos tienen un 65% más de probabilidades de completar sus proyectos dentro del plazo previsto. La inteligencia artificial (IA) se presenta como una herramienta valiosa en este contexto, proporcionando actualizaciones dinámicas que ayudan a los equipos a mantenerse en el camino correcto respecto a la planificación original.
### La Necesidad de un Plan de Infraestructuras en España
En un momento en que España enfrenta la necesidad de diseñar un ambicioso plan de infraestructuras energéticas, estos hallazgos son especialmente relevantes. El país debe ampliar su red de transporte y distribución de electricidad para satisfacer una demanda que supera los 60 gigavatios, el doble de la capacidad actualmente conectada. La planificación adecuada y la gestión eficiente de los recursos son cruciales para evitar los sobrecostos y retrasos que han caracterizado a muchos proyectos en el pasado.
La implementación de estrategias que integren la formación de talento, el uso de tecnologías avanzadas y una planificación más rigurosa podría ser la clave para mejorar la situación actual. Con un enfoque proactivo y una gestión adecuada, es posible que España logre cumplir con sus objetivos de infraestructura y, al mismo tiempo, optimizar los costos y plazos de ejecución. La colaboración entre el sector público y privado, así como la inversión en capacitación y tecnología, serán fundamentales para enfrentar los desafíos que se avecinan en el ámbito de las infraestructuras energéticas.